Por J. M. Varona “Ché”
En el 2003 alguien que había leído la versión francesa del álbum “Hijos de la Alhambra” (“Les Fils de l´Alhambra”) del conocido y joven ilustrador valenciano Paco Roca gritó: ¡Por favor que alguien publique este tebeo en español!
Ha pasado el tiempo y por fin una editorial española Planeta deAgostini, ha hecho realidad el deseo del aficionado entusiasta de la obra de Paco, por lo que hace unos días –en Futurama-, el cuaderno “Hijos de la Alambra” fue presentado oficialmente en sociedad y en español, de la mano de sus amigos y colegas Mac Diego, Modesto Granados y Ramón Palomar, que no se pararon en mientes a la hora de hablar de la vida, milagros y de la trayectoria artística de Roca del que dicen, forma parte de esas nuevas generaciones de dibujantes de historieta, que en la actualidad se encuentran firmemente asentados en la profesión.
Por mi parte diré que Francisco José Martínez Roca, Paco Roca para él y para el mundo del noveno arte y para todo lo demás, nació en Valencia y desde muy pequeño mostró afición por el dibujo que ejercía, haciendo tebeos para sus hermanos. En la medida que iba creciendo no dejó de hacer cosas relacionadas con la ilustración, pero no es hasta los años noventa, en que inicia su verdadera andadura profesional colaborando en la revista “Kiss Comix”, para la que dibujó historias en las que los protagonistas fueron Peter Pan y Aladino, y en donde conoció al guionista e ilustrador Juan Miguel Aguilera, con el que en la actualidad comparte estudio. Más adelante se incorporó a “El Víbora” que editaba La Cúpula; también ha colaborado en otras revistas. Por aquel tiempo y junto a Aguilera, crearon Road Cartoons con el que se introducen en un mundo virtual, que les lleva a la publicación de un cómic-book -que aparece en el 2000-, y al que bautizan con el nombre de GOG, en donde los personajes pueden vivir sus sueños, aunque estén alejados de la realidad.
Sigue “El Juego Lúgubre” que es el primer tebeo que hizo en solitario (y el primero que publicó en el país vecino), al que incorpora las figuras de Drácula y Dalí imaginando que ambos se comportan de forma paralela aun situados en países diferentes, el cual fue editado en Francia, Italia y Holanda (también ha trabajado para los Estados Unidos).
En el año 2003 y en Francia, ve la luz “Hijos de la Alhambra” (en versión francesa), y en el 2004 editado por Astiberri, aparece “El Faro”, un cuaderno que fue muy elogiado en su momento, y al que El Diario de Avisos concedió el premio al guión historieta realista. Para la Editorial Delcourt confeccionó en su día, un nuevo trabajo con el título de “Arrugas” del que se siente muy satisfecho. Lo último ha sido la puesta en escena de la versión española del álbum “Hijos de la Alhambra”, del que dijo, había deseado mucho verlo publicado en España y que según él, es el más profesional que ha hecho. Este libro es el primero de la serie “Los Viajes de Alexandre Ícaro”, cuyas primeras aventuras discurren en España, después lo harán en Egipto y por último en Turquía, exactamente en la ciudad de Estambul; también en Palestina.
Aparte de su labor dibujando tebeos, Paco Roca asimismo ha ilustrado libros en general y ha confeccionado carteles, realizado portadas de revistas y ha diseñado animaciones. Igualmente publicidad y diseño gráfico. Otra actividad por la que es conocido, es por sus emisiones en radio que saca adelante junto a sus compañeros y amigos Mac Diego, Modesto Granados y Ramón Palomar. La tertulia se emite en la actualidad en la emisora Punto Radio. De ella dice siempre que se lo preguntan, que “es una especie de terapia en las que se vacían de todas las miasmas acumuladas en esta j. vida”. Ha trabajado asimismo en televisión.
Se siente unido al mundo de las Fallas por lo que colaboró en la revista Cendra. Los que estos días se hayan acercado a la falla Cádiz-Literato Azorín, habrán podido admirar la aportación de Roca a la fiesta.
“Hijos de la Alhambra” sitúa la realidad a mediados del siglo XIX, tiempo en el que la fortaleza mora actuaba como imán para los románticos del mundo –en especial de Europa y América- lo que terminó de influir en el artista y aventurero francés Alexandre Ícaro, el cual- al igual que les ocurrió al norteamericano Washington Irving y a su paisano Gustavo Doré-, se sintió atraído por la Alhambra de Granada, por lo que a ella decidió dirigir sus pasos. Al llegar sufre una profunda decepción al no encontrar el mundo mágico y exótico del que hablaban los cuentos árabes; si encontró en cambio, un palacio en ruinas y la actuación de unos extraños personajes misteriosos enloquecidos, que asesinan sin motivo aparente y de una forma cruel, y, contra los que termina luchando Alexandre ayudado por el Capitán Iñigo Badía, con la idea de liberar a la Alhambra de la maldición que le acompaña de siglos atrás, y recuperar de camino, un tesoro que se encuentra escondido en uno de las múltiples rincones repartidos por la fortaleza.
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