Por J. M. Varona “Che”
Laia es una niña que nació en 2003 que a las pocas horas de vida sufrió una trombosis que derivó en una parálisis cerebral, y desde entonces sus papás Cristina Durán y Miguel Angel Giner, han permanecido a su lado cuidando de ella lo que les ha enriquecido y como no querían guardarse exclusivamente para sí esa experiencia enriquecedora, y dado que se mueven el mundo de la ilustración, pensaron que la mejor forma de transmitirla a los demás era a través de un tebeo, editado no ha mucho por Sins Entido, que titularon Una posibilidad entre mil justo por la que ellos apostaron desde el principio ante el cúmulo de malos augurios.
No conforme con ello, pasado el tiempo pensaron organizar también una exposición en la que se pudiera contemplar todo el proceso de puesta en escena del cómic, los bocetos a lápiz, las páginas originales a tinta y otros de la obra. En este momento la exposición es una realidad que podrá visitarse en FNAC San Agustín hasta finales de Febrero y que los autores quieren que sea un homenaje a todos aquellos –familiares, amigos y profesionales sanitarios- que en todo momento no dejaron de prestarles ayuda, En el acto de presentación –en FNAC en días pasados- Miguel Angel y Cristina afirmaron, ante los presentes, que cuanto más se hable de la discapacidad mejor, por ello decidieron hablar de su hija Laia, -que no deja de ser una niña especial a la que hay que aceptar tal como es-, pero apoyándose en dibujos. Contaron que hacer el libro les llevó unos dos años, que Miguel se ocupó del guión y Cristina del dibujo; después con ayuda de la correspondiente pantalla fueron dando detalles de como se gestó y realizó –viñeta a viñeta y página a página- toda la obra, lo que no fue tarea fácil ya que ellos, en principio, si tenían claro lo que querían decir pero no como dibujarlo; costó pero al final el trabajo se resolvió de forma satisfactoria. En la exposición se pueden contemplar los dibujos dedicados a Laia dentro y en la salida del hospital en brazos de su madre; los consagrados a los cuatro abuelos, en particular aquel en los que están representados por un árbol robusto con espléndidas raíces en alusión a la madre de Cristina; los de las estanterías con un montón de libros, fanzines y otros que son un pequeño homenaje a personas concretas que aparecen en el libro; también el dedicado a la APIV la asociación en la que están integrados y a la que ayudaron a reflotar allá por los noventa; las viñetas en las que se ven a los autores cargados de lodo que la familia les van quitando; dibujos que hablan de la vuelta a casa todavía sin Laia y de como los amigos respetaron su silencio; otros sobre la lactancia, y, aquellos relacionados con otras madres de niños con problemas; asimismo esos otros en los que aparece Laia durmiendo con su gatito negro que le ayudaba a sujetar el biberón.
De igual manera Cristina y Miguel Angel nos hablaron de como había ido creciendo la niña; de su relación con el mundo interior, el más próximo, el de la familia y amigos, y el exterior con su salidas a la calle y a los parques en donde se veía rodeada de niños de todo tipo y en donde había padres a los que llamaba la atención el comportamiento y el aspecto de su hija, pero eso es lo que hay lo entiendan o no; asimismo hablaron de la primera amiguita de la niña, una chiquilla marroquí. Cristina y Miguel Angel saben que Laia tiene problemas, cosa que es evidente y que se va notando en la medida en que va pasando el tiempo, pero que se le va a hacer. Su situación como padres es difícil pero la han aceptado.
En el último Salón Internacional del Cómic de Barcelona, los holandeses invitados a dicho Salón, se interesaron por su obra y le pidieron que resumiera la historia en cuatro páginas que a pesar de los inconvenientes consiguieron realizar. Ya existe una versión francesa del libro editada por Dargaud que se conoce en Francia y también en Bélgica; la crítica ha sido muy positiva y todo indica que el asunto va por buen camino, porque la historia que han contado, su historia, sigue ahí, pero se ha transformado, lo que le ha permitido conocer a mucha gente y en este momento les está reportando cosas fantásticas. Incluso su obra llegó a la final del Premio Nacional de Cómic que otorgó el pasado año el Ministerio de Cultura.
El editor está contento con la primera parte, por lo que ya están trabajando en una segunda, que aunque siga girando alrededor de Laia, será independiente de la anterior y que se centrará en la incorporación a la familia de una nueva hija adoptada, de nombre Selanawit, que fueron a recoger a Etiopía.
Es difícil vivir del cómic en España, por lo que Miguel Angel y Cristina tienen que repartir su tiempo con su actividad profesional habitual que es lo que les da para vivir, aún así, esta segunda parte les costará menos tiempo realizarla, a su favor tienen la experiencia de la primera que fue algo diferente y muy personal; la segunda será una historia más normal por lo tanto más fácil de llevar adelante. Todavía no saben si habrá una tercera parte.
La versión francesa citada anteriormente lleva el título “Une chance sur un million”, la cual ha entrado con buen pie en el mercado del país vecino hasta el extremo de haber sido premiada con un accésit en el Primer Trofeo (en colaboración con el Festival de Angulema), para “cómics que muestran la diferencia de personas discapacitadas”.
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