Tal como viene ocurriendo con cierta frecuencia, días pasados y en la librería especializada Futurama de Valencia, tuvo lugar la presentación de un álbum de Lalo Kubala titulado: “Los bonitos recuerdos de Palmiro Capón”, editado por “El Jueves”y que se ubica dentro de su “Luxury Gold Collection”. Está realizado en blanco y negro, con tapa dura en la que aparece el personaje en tres etapas de su vida, de las que se evocan -en 157 páginas-, recuerdos y episodios más o menos divertidos. A continuación el autor firmó ejemplares en los que, aparte de la firma y la dedicatoria, incluyó el correspondiente dibujo
Lo presentado no es un cuaderno al uso, sino una recopilación de las historietas de una página de su personaje Palmiro Capón que se han ido publicando en la citada revista satírica, en donde, y de alguna manera, no deja de repetir las vivencias experimentadas por el propio Lalo a través de los años de su vida. Por allí van apareciendo las cosas relacionadas con sus primeros pasos, las primeras caricias, los amores, sus primeros miedos y frustraciones, los juguetes que le fueron regalando, sus días en los colegios por donde pasó rodeado de sus compañeros de clase y recreo, los dibujos animados y en general todo aquello y que le unió a su niñez, y más tarde, a la adolescencia con los problemas familiares, sus primeras experiencias en institutos con los colegas y los profesores, sus primeros dibujos, la gente amiga, las películas que le gustaron, los juegos y un largo etc. dirigido a las gentes de su edad, y también a generaciones más jóvenes.
Eduardo Jimenez más conocido por Lalo Kubala nació en Valencia en 1964, al que desde siempre le gustó el dibujo como a tantos otros, al menos lo suficiente para que pasado el tiempo, terminara por colaborar en Fanzines como “Kovalsky Fly” que fue editado allá por los 90 y en donde aparecieron las primeras tiras de Palmiro Capón, que gustaron a los editores de la revista “EL Jueves” que lo incorporó a su plantilla, de la que sigue formando parte en la actualidad dibujando una historieta semanal, y en donde según él, “se considera muy bien tratado por que trabaja con gente que respeta su condición de autor y sus derechos”. De si mismo dice que: “su peor momento es enfrentarse al papel en blanco, y el mejor, cuando ve su trabajo terminado”. Puede considerarse un profesional afortunado, ya que es de los pocos, que no tuvo que salir de España para que su labor fuera reconocida.
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