martes, 31 de agosto de 2010

A VUELTAS CON EL CAPITÁN TRUENO Y AMBRÓS

Por J. M. Varona “Che”

Desde que se cumplieron los cincuenta años de la existencia de El Capitán Trueno, y en especial ahora con las primeras filmaciones de una película sobre su vida, no se ha dejado de hablar de este mítico personaje del tebeo español, pero hay algo que muchos olvidan y es que el creador gráfico de este héroe, tal como lo conocemos, fue el valenciano Miguel Ambrosio Zaragoza más conocido por “Ambrós”.

Es cierto que hubo un guionista que en este caso fue Victor Mora (Victor Alcázar en aquel tiempo), lo que es normal en la obra de cualquier realizador patrio o foráneo como pudieron ser: Blasco, Freixas, Gago, Quesada, Vañó, Aragonés, Salinas, Foster, Raymond, Caniff, Harman, Eisner, Hogarth, Coelho y muchísimos otros que fueron ayudados o pudieron ser ayudados por guionistas –toda obra exige un guión propio o ajeno-, pero a nadie se le ocurriría, por ello, dejar de citar al dibujante cosa que en muchas ocasiones suele ocurrir, sin terminar de saber porqué, cuando se trata de valorar la obra de “Ambrós” autor del primer número de El Capitán Trueno titulado ¡A sangre y fuego! -aparecido el 14 de mayo de 1956-, y de 175 cuadernos más a los que este profesional impuso su impronta, dotando al personaje y a su entorno (Sigrid, Goliat, Crispín, Sir Black y otros), de la personalidad que le acompañó en todo el tiempo que duró la serie, y que los demás, los que llegaron después y siguieron con dicha serie: Pardo, Marco, Martínez Osete, Briñol, Fuentes Man, Escandell, Díaz, Villagrosa, Grau, Gil Bao, Rodríguez Comes, Bermejo, Redondo, Buylla, Blasco y algunos más, no tuvieron más remedio que imitar con más o menos fortuna; por todo ello, no debemos olvidar que El Capitán Trueno tuvo dos padres: Victor Mora en lo literario y Ambrós en lo gráfico, y eso habrá que decirlo siempre; otra cosa, como viene ocurriendo en más ocasiones de las deseadas, sería injusto.

Miguel Ambrosio Zaragoza “Ambrós” nació en Albuixech el 31 de agosto de 1912, el cual pasado el tiempo y por recomendación de su padre, estudió magisterio lo que le permitió ejercer de maestro en el periodo de la República. Terminada la Guerra Civil dejó la carrera y como a él le gustaba el dibujo y los tebeos, en 1944 decidió probar fortuna en la Editorial Valenciana aunque sin demasiado éxito, por lo que, dos años después, con 33 “tacos” a la espalda y 300 pesetas en el bolsillo, decidió trasladarse a Barcelona en donde consiguió que le publicaran algunas cosas hasta que le llegó su primer trabajo serio de la mano de la Editorial Grafidea, que le encargó –con guión de Federico Amorós-, la puesta en escena de las aventuras de El Caballero Fantasma y un poco después las de El Jinete Fantasma que fue todo un éxito, lo que de alguna forma le puso en la ruta de la Editorial Bruguera (año 1955) en donde, pasado el tiempo, le propusieron –y él aceptó- dibujar los cuadernos de un nuevo personaje llamado El Capitán Trueno -cuyo guión había sido escrito por Victor Mora-, que fue lo que le catapultó a la gloria ya que la serie se vio coronada por el éxito desde el primer momento, lo que obligó a la Editorial a pasar de una periodicidad quincenal a la semanal en la puesta a la venta de los nuevos tebeos: Esta situación sometió a “Ambrós” a un endiablado ritmo de trabajo que le mantenía en constante tensión, sin que por ello su situación económica mejorara de forma aceptable, por lo que, harto de aguantar, se vio obligado a abandonar la serie en el número 175 antes de trasladarse a París a donde se fue a probar fortuna como pintor. Esta nueva etapa de su vida, no resultó todo lo positiva que él hubiese querido por lo que en 1964 regresa a España, -exactamente a Barcelona-, en donde realiza trabajos varios incluidas tres nuevas aventuras de El Capitán Trueno para Bruguera, que una vez más terminará por abandonar por no sentirse bien tratado por la Editorial, por lo que decide en 1965, después de tantos años, regresar a la Editorial Valenciana en donde dibujó centenares de páginas que algunos consideran fueron las mejores que hizo en su vida. En 1971, una vez más, vuelve a Barcelona para involucrarse en la puesta en marcha de una nueva serie de aventuras de un personaje llamado El Corsario de Hierro -también con guión de Victor Mora-, al que dedicó los diez últimos años de su vida profesional, que alcanzó un notable éxito, y, con el que “Ambrós” se sintió muy a gusto.

Cansado y harto de muchas cosas el autor decide retirarse en 1981, aunque más adelante hizo algunos trabajos para Toutain y Planeta DeAgostini. En 1986 recibe el premio Haxtur al autor que más amamos. En 1989 el Salón Internacional del Cómic de Barcelona le honra con el premio a toda una vida de trabajo. En 1992, exactamente el lunes 28 de septiembre, Miguel Ambrosio Zaragoza “Ambrós”, padre gráfico de El Capitán Trueno, dejó de existir, en Barcelona, a consecuencia de un paro cardiaco.

“Ambrós” tal vez no fue el mejor ni el más importante de los dibujantes, pero sin duda fue uno de los grandes. Victor Mora dijo de él: “su marcha supone una terrible pérdida para el dibujo español. Ambrós tenía una asombrosa capacidad para captar situaciones distintas. Podía recrear con la misma genialidad un ambiente tenebroso o una situación cómica. Tenía un gran poder para dibujar de memoria; era capaz de pintar un galeón del XVII sin necesidad de ver ningún grabado: Todo estaba en su cabeza. Han sido muchos años de trabajar juntos y sé que me va a costar reponerme de esta pérdida”.
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