Tal y como comentaba en mi articulo sobre la aparición del iPad, los efectos secundarios y los cambios empiezan a producirse a varios niveles, y entre ellos en el sector profesional.
Desde hace algún tiempo que la AACE viene manteniendo contactos esporádicos con las mas variadas asociaciones de autores de cómic de toda Europa, y entre ellas nuestra omonima francesa SNAC, con la que dicho sea de paso nos llevamos la mar de bien y con la que proyectamos futuras acciones comunes.
Recientemente la SNAC nos remitió un comunicado conjunto con Gropupement des auteurs de bandee dessineé, en el que nos informaba de la campaña que en el país vecino habían iniciado los autores con respecto a la regularización de sus derechos en referencia al cómic digital. Es lógico pensar que con los nuevos cauces de distribución como los teléfonos móviles, internet, lectores digitales o el propio iPad, la posición del autor y sus derechos cambia radicalmente y los viejos contratos no sirvan ya como marco de referencia.
Ahora nos enteramos también de las ultimas declaraciones de Sfar con referencia a los posibles conflictos que podrían generarse. Según el autor galo el futuro digital no puede ser hecho a costa de los autores y que los contratos se deben reescribir para este nuevo canal de distribución. En su articulo publicado en la web Rue 89 titulado "La BD digital, de acuerdo, pero no a cualquier precio", viene a decirnos que según la viejas cláusulas ya no sirve que se firmen por un número indeterminado de años, o que se firmen contratos en función de ventas y precio de portada. Desaparecido el soporte y la distribución física, con precios supuestamente muy inferiores pero con márgenes mucho más amplios, el autor no puede ser dejado de lado con ínfimas retribuciones.
Los implicados en estas reclamaciones ya están en contacto con el Ministerio de Cultura francés y han visto la posibilidad de negociar y llegar a acuerdos con la plataforma de editores, aunque temen cierto grado de inmovilismo tras las bonitas palabras del ministerio y la decisión por parte de las editoriales de imponer sus condiciones.
A esto se suma el efecto colateral producido por la llamada "globalización", ya que muchos profesionales, como en el caso de España, se ven forzados a trabajar para editoras de otros países y jugar con sus reglas en la mayoría de las ocasiones. Esto produce cierto trastorno en la forma de tratar los asuntos fiscales o las competencias judiciales en caso de conflictos, ya que cada país cuenta con leyes propias o precisamente la ausencia de ellas. Pero esto podría llevarnos a un articulo diferente en el que descubriríamos la existencia de editoras internacionales que publican en internet o en otros medios digitales y que aborrecen tener que hablar de los derechos de los autores y les encanta el capitalismo salvaje en el que cuenta mas el precio por docena que la calidad, dandose el caso guiado por la necesidad o el amateurismo de autores revienta precios.
Los autores también nos encontramos en una encrucijada, y esta vez no es la piratería en internet, si no las malas artes de muchas compañías que piratean legalmente los derechos del autor (como por otra parte ha habido siempre) y no tienen ningún rubor en aparecer como abanderados de la lucha contra la mencionada piratería en internet. Por eso quizá es inevitable una operación conjunta por parte de los autores, incluso a nivel internacional, con tal de preservar nuestros derechos y conseguir cierto grado de dignidad para nuestra amada profesión.
Mas información L'appel du numérique.
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