lunes, 14 de julio de 2008

SOY MI SUEÑO de Pablo Auladell

Por J. M. Varona “Ché”

“Soy mi sueño” es el título del último álbum ilustrado por Pablo Auladell, nacido en Alicante en 1972, siguiendo el guión de Felipe Hernández Cava, editado y puesto en escena recientemente por Edicions de Ponent, que cuenta la historia del piloto alemán Erich Hafner que luce en su cuello la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro con Hojas de Roble y Espadas y, que con su caza forma parte de una escuadrilla de cuatro aviones enviada por la Luftwaffe para proteger al tren, que en sus 245 vagones, transporta las piezas y los hombres para montar e instalar el más grande los cañones –el poderoso Gustav orgullo del Reich- construido en los talleres de la Krupp.

La acción discurre en 1942 en plena Segunda Guerra Mundial, y en el momento en que el citado tren se dirige al cerco de Sebastopol en Crimen y la escuadrilla es atacada por yacks soviéticos que consiguen derribar el caza de Erich, el cual es rescatado por Solaya una vieja chamán que se considera intermediaria entre los individuos y los espíritus, que recuerda al caído que “sus heridas como su dolor pueden ser reales o no”, y que “el tiempo, en ese momento, no existe y que el pasado presente y futuro hacía mucho que se entrelazaron”, por lo que pide al personaje de esta historia, que acepte su curación para que” ella pueda negociar con los espíritus de la luz y de la sombra para que a cambio de ello, aprenda a crecer y a ser sabio”; “aprenderás a saber cual es tu misión y cuando lo sepas regresarás con los tuyos para cumplirla”, le dice, y añade: “no olvides que yo te llevo hacia la vida”.

Erich Hafner medita y da un repaso a su existencia, desde los tiempos en que era un niño en su ciudad natal de Dresde en Alemania -en donde en uno de sus museos podía admirar a los ángeles del pintor Rafael-, a la relación con su padre antiguo piloto de la Primera Guerra Mundial, y, a la que tenía con su madre una judía amante de las bellas artes y asimismo a la elección de su profesión de piloto que le acercaba más al cielo.
De todo habla con Solaya que le pone en la tesitura de dar un sentido final a su vida, dentro de aquel mundo de muerte y desastre dirigido por gente ambiciosa que hacían sus cálculos de forma fría. En estas circunstancias Erich tiene la posibilidad de edificar -lejos de los mandamases nazis del momento- su propia realidad; en esta tarea, nuestro héroe, podrá construir también su propio sueño.

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