jueves, 13 de marzo de 2008

CARLOS GIMÉNEZ Y SU ÚLTIMO ÁLBUM

Por J. M. Varona “Ché”
Días pasados y en el Aula Magna de la Universidad histórica de Valencia, tuvo lugar la presentación del último tebeo del conocido autor español Carlos Giménez que lleva por título “36-39 Malos tiempos”. El acto estuvo acompañado de una charla coloquio en el que participó como presentador y moderador el crítico Álvaro Pons, el cual consideraba a Carlos (Madrid marzo de 1941) como el más importante profesional que ha dado la historieta española, cuya obra se reparte en variados temas siendo la más emblemática la serie “Paracuellos” –sus primeras viñetas se publicaron en 1976 en la revista “Muchas Gracias”- que es como se llamaba un colegio del Auxilio Social en el que Carlos y su hermano estuvieron internados varios años después de la Guerra Civil Española –que tanto marcó su vida- a consecuencia del fallecimiento de su padre y de que su madre cayera enferma. Son también suyos los dibujos de “Gringo”, “Dani Futuro”, “El Miserere”, “España, Una, Grande y Libre”, “Los Profesionales”, “Sabor a menta”, “Cuentos del año 2000 y pico”, “El Capitán Alatriste” y otros. Tiene concedidos varios premios, tanto de nuestro país como de fuera de él.

Sobre el último álbum, Carlos añadió que desde años atrás tenía intención de dibujar algo sobre nuestra Guerra Civil por lo que desde los 80 empezó a preparar un dossier sobre el tema –incluso llegó a realizar una página-, que en el orden práctico quedó olvidado hasta que hace un par de años habló con “Timoteo” –no dijo más; prefiere que no se sepa su nombre verdadero- que, a diferencia de él, si vivió la Guerra, el cual empezó a contarle historias que grabaron en cintas hasta almacenar materia suficiente para la realización de cuatro álbumes, de los cuales, se presentó el primero ya citado en principio.

Carlos continuó diciendo que él había leído algunos libros sobre la Guerra Civil Española que trataban el conflicto de una forma general, pero sin descender a los problemas de cada día en los que estaban involucrados el pueblo sencillo y llano que sufría aquella situación: mamá, papá, los niños; en general la familia y en particular aquellos padres que morían de hambre por que lo poco que conseguían, se lo daban a sus hijos; en general del horror de una guerra que se cebaba con una ciudad en la que los que más perdían eran lo más débiles; durante el día el hambre y por la noche los bombardeos.

A preguntas de Álvaro, Carlos dijo que él no era historiador que vivió la contienda por lo que no puede recurrir a sus propios recuerdos; él se había limitado a poner la oreja y a continuación a contar las historias que le contaron, que son cosas de gente corriente que vivía en los diferentes barrios, mucha de la cual cayó por el poder de las bombas, por hambre o por cualquier otro motivo. En las guerras se mata y se muere de forma horrible y en las que en multitud de ocasiones, sale lo peor del ser humano que muchas veces s ve obligado a ponerse guantes para evitar que le salgan las uñas y se claven en el más próximo; lo malo de las guerras es que se puede matar sin más y sin que nadie te pida cuentas.
En el primer tomo –de los cuatro que aparecerán-, se cuentan historias que tuvieron lugar en Madrid en donde unos y otros podías ser “paseados” sin mayor problema. Carlos comenta que al dar vida a estos relatos no ha sido neutral –nunca lo ha sido- pero si ha querido ser objetivo. En cada episodio toma partido y tiene claro que al final la culpa de todo es de quien originó el conflicto.

Ahora ha salido a la luz un primer cuaderno al que luego seguirá un segundo, y más tarde un tercero y un cuarto, con un Madrid situado y después evacuado por gentes que marcharon a Valencia que se convirtió en la capital de la República, y también con referencias a la época del “no pasarán”. En el segundo, de igual manera, se cuenta la historia de gentes de derechas, en especial de una familia cuyo padre tiene que marchar al frente, y en donde igualmente sufrían los bombardeos y el hambre aunque eso sí amortiguada porque tenían dinero. La gente lo pasaba muy mal; faltaba de todo pero se vivía con la ilusión de encontrar cualquier género que echarse a la boca y le permitiera sobrevivir, hasta el extremo de que esa gente al ver pasar un simple carro que iba cargado de cosas – a priori no sabían de qué-, lo seguían hasta ver lo que descargaba.

Ya en el cuarto se hablará de la rendición, de la vida en la posguerra en donde el dinero republicano no servía para nada lo que hacía todavía más difícil la supervivencia. En esa época, faltó generosidad en los vencedores y vino lo peor. Los que quedaron lo pasaron mal. Otros muchos tuvieron que exiliarse.
Al final llegó el coloquio, y a la pregunta de si estas historias afectarán a las otras cosas en las que ha trabajado, Carlos contestó que es probable que ahora les falte sabor. A él le hubiese gustado hacer cosas más amables, lo que va a resultar difícil después de relatar estos hechos acaecidos en la Guerra Civil Española.

También se comentó que hubo cosas terribles en los dos bandos, los “paseos”, los bombardeos y el hambre se dieron en todas partes. No había demasiada ideología por medio; te tocó una zona –la nacional o la roja- y cada uno tuvo que aguantarse con ello. Las historias que se pueden contar en un tebeo pueden pertenecer a cualquiera de los que estuvieron en uno u otro lugar -la checas no fueron una broma-. En cuanto a la responsabilidad de cualquier salvajada cometida, fue del que la ejecutó y del gobierno –de un lado y de otro- que lo permitió.

No hay comentarios: