jueves, 30 de marzo de 2006

IN MEMORIAM: VICENTE VAÑÓ IBARRA

A través de un amigo y colega en el oficio, recibí la triste noticia del fallecimiento el 15 de Marzo actual, de Vicente Vañó Ibarra hijo de Eduardo Vañó Pastor creador de Roberto Alcazar y Pedrín, que fue la serie más larga del tebeo español y una de las de mayor éxito (se publicaron 1219 cuadernos entre 1941 y 1976).

Vicente nació en Valencia en Agosto de 1947 y se inició en el dibujo a edad muy temprana de la mano de su padre con el cual colaboró, junto a su hermano Eduardo, en la confección de los últimos episodios de Milton el Corsario. Igualmente hizo cosas por su cuenta para la Editorial Valenciana, los cuales aparecieron en JAIMITO (las aventuras de Juan Mestizo) y posteriormente en la revista SOS.
Mas adelante y cuando por razones de edad, Eduardo Vañó su padre, dejó de dibujar Roberto Alcazar, Vicente se hizo cargo de la realización (ayudado por su hermano, más especializado en el color) de las hazañas de este personaje el cual ganó prestancia gracias a la calidad de su dibujo.

Allá por el año 1965, Vicente Vañó amplió su actividad al Reino Unido de la mano de la agencia Bardon Art. Más tarde, en los años finales de los 70 y primeros de los 80, dibujó para la Editorial Universo de Italia para la que hizo trabajos que se publicaron en las revistas MONELLO, ALBO, INTRÉPIDO y BLIZ, pudiéndose decir sin lugar a dudas, que ésta fue su mejor época, en la que Vicente, según cuentan sus allegados, progresó muchísimo y en donde llegó a realizar un dibujo de gran calidad.

Por último, laboró para NORMA la cual llevó sus creaciones a varios países europeos. Algunos de esos trabajos fueron publicados en nuestro país; el más conocido fue Buscando la Muerte que pudo verse en la revista DOSSIER NEGRO.
Pasado el tiempo, Vicente terminó apartándose de la historieta, lo que en parte supuso para él un cierto alivio, pues sostenía que entre el dibujo y él existía una relación de amor-odio; amor por que a pesar de todo amaba su labor y odio por las condiciones de dureza, no exenta de estrés, en las que en general se obligaba a trabajar a los dibujantes, los cuales tenían que verse obligado a una gran producción para sobrevivir. En esas condiciones la profesión podía resultar maldita y había momentos en que el hecho de ser apartado de ella (aún en contra de su voluntad porque de algo había que vivir), suponía una liberación.

Vicente Vañó era un hombre todavía joven y en aparente buenas condiciones físicas; nadie podía sospechar por tanto que podía morir a edad temprana, pero a partir de un momento empezó a sentirse mal, fue al médico y le diagnosticaron una grave enfermedad en tan avanzado estado, que acabó con su vida en un tiempo corto.
El 16 de Marzo actual, un grupo de familiares, amigos y colegas (cada uno desde su atalaya) pudimos darle el último adiós ¡DESCANSE EN PAZ!

J. M. Varona “Ché”

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